viernes, 9 de abril de 2010

El otro lado de viajar en metro.



El metro no es un medio de transporte desconocido para mí, nunca lo ha sido.

Me acuerdo que cuando era niña, me gustaba saludar desde el carro a los vagones que iban pasando, uno tras otro, como una gran caravana anaranjada. Subirme a él era para mí lo que ahora sería practicar sky diving.

¿Las idas al Centro? Siempre en metro porque no hay dónde estacionarse.

Lo que en un principio era circunstancial, se convirtió en algo de extrema necesidad, claro con varios años de diferencia.

Cuando entré a la Universidad me vi obligada a adoptar este medio de transporte como MI medio de transporte. La escuela no está precisamente cerca de mi casa y a mis casi 20 años, mi mamá no estaba dispuesta a llevarme y traerme.

Así que apunté en una libretita las instrucciones (ida y vuelta) y sin más, me lancé.

Fue rápido e indoloro.

Viajar en metro tiene sus pros y sus contras. Yo prefiero no pensar en sus contras y disfrutar sus pros. Después de todo, de eso se trata la actitud aviator shades.

Para mí, viajar en metro es una experiencia diferente cada vez, o trato de hacerla.

Lo primero que hago es musicalizar el trayecto; hice una lista de canciones en mi ipod que se llama express y solamente la pongo cuando voy en el metro.

Cuando me subo al vagón, escojo el asiento de la orilla porque desde ahí tengo un mayor campo visual. Esto es importante cuando te gusta ver el ir y venir de la gente.

Me gusta pensar que el vagón es una gran pasarela en el que la gente va desfilando accesorios y prendas de todo tipo, color y textura. También me gusta pensar que con tantas historias de tanta gente, puedo escribir una novela y convertirla en un best seller. O me imagino a mi misma, recreando la escena de siempre: la puerta se cierra, el vagón empieza su marcha y yo corro al mismo ritmo tratando de alcanzar a mi amor perdido.

¿Se imaginan una pasarela en el metro?. Modelos anónimos presentando al mundo lo mejor o lo peor de sí mismos, moda y antimoda. Deben saber que también ahí he encontrado objetos de deseo en las personas más insospechadas. Como en una ocasión en la que una viejita llevaba puesto un sombrero fedora, una bolsa mensajera con estoperoles y unos labios carmín que coronaban el look. Me pregunto si cuando se estaba vistiendo, esa señora habrá pensado que muchas personas habrían matado por esos dos accesorios. I don’t think so!!!. Porque además, el sombrero fedora y la bolsa mensajera con estoperoles gritaban a todas luces “vintage” y traían escrito “Lagunilla” en la frente.

No está en mis planes próximos hacerme de un carro: odio el tráfico de la ciudad, odio hacer tres horas cuando puedo hacer una, odio la contaminación, amo mi planeta y, principalmente, amo el mundo que construí en mi mente; el mundo en el que la vida es un gran desfile de modas, las viejitas son las nuevas chicas IT y todo musicalizado por el soundtrack que yo misma escogí.

Ana Caro.

3 comentarios:

  1. I LOVE THE WAY U SEE LIFE, THE WAY U WRITE... IT'S LIKE TO BE READING A REALLY GOOD STORY BOOK. ON THE OTHER HAND I COULDN'T AGREE MORE... THE BIGGEST RUNWAY IS ALL AROUND US!!! I ALSO AGREE... EVERYONE LOOKS HOT ON SOME AVIATOR SHADES... I LOVE THE MUSIC SECTION!!! CONSIDER ME YOUR FOLLOWER FROM NOW ON .... CONGRATS!!


    LOVE
    STYLE
    LOVE

    ResponderEliminar
  2. Thank u so much for the comment and for being my follower.
    Hope you enjoy every entry of my blog!!!.

    ResponderEliminar
  3. me encanta la idea de aferrarnos al mundo que construimos!!
    Atte. Sonja_del Mar (._.)

    ResponderEliminar