Un vistazo al pasado

Hoy, mientras paseaba con Rein, dimos con bazar de antigüedades. Polvoriento, desordenado y ubicado en una de las colonias más viejas de la Ciudad de México, características que a mi parecer debe tener un auténtico anticuario.

Me encantan todas las cosas que me remontan al pasado: arquitectura, cine, música, libros. Algunas veces pienso que no pertenezco a está época, que tal vez me perdí en el tiempo y vine a dar aquí por equivocación. Es un pensamiento recurrente reafirmado por la conexión que siento con todas las cosas que cuentan historias; es como si al escucharlas, los recuerdos se fueran haciendo cada vez más nítidos, como si estuviera recordando mi propia historia.

La colonia Roma es una de la colonias más viejas de esta ciudad, caminar por sus calles es echar un vistazo al pasado; entrar a sus galerías de antigüedades es hacer un viaje en el tiempo.

Se pueden encontrar toda clase de objetos maravillosos, desde los más raros y extravagantes hasta los más inverosímiles e inútiles. Sin embargo, la magia de un anticuario radica precisamente en que puedes encontrar tanto objetos valiosísimos como verdaderos cacharros. 

Había cafeteras, máquinas de escribir, cámaras fotográficas, juguetes, teléfonos, cuadros, fotografías de personas desconocidas, un biombo, tarjetas coleccionables de Star Wars, bicicletas, libros, joyas, etc. Aunque, sin duda, la sala porfiriana, el espejo con marco dorado y la tortuga de concha nácar se han convertido en mis objetos de deseo.

 

Me gusta pensar en las historias de cada uno de estos objetos. ¿Quién se habrá sentado en esa sala? ¿Quién habrá tomado té en esos juegos de cristal? ¿A quién habrá ido dirigidas las cartas que se escribieron en esa máquina?. 

Definitivamente, un lugar como este es fuente inagotable de inspiración y creatividad en donde podemos echar a volar la imaginación.
La canción del día es Perhaps, perhaps, perhaps de Cake. Espero que les guste. 

 
Ana Caro.

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